El tiempo es más terco que los mitos (EB)

[Víctor F. Mallada]

Muy bueno, Rafel.

Ya desde el título, el poema invita a la reflexión. “El tiempo es más terco que los mitos”. Lo estoy leyendo desde Camboya, donde no hace mucho, un grupo de humanos creyeron poder imponer sus convicciones por cualquier medio, incluidos los campos de exterminio, y fueron derrotados (después de haberse perdido uno de cada cuatro habitantes) por la sonrisa amable y la determinación de un pueblo.

Del cuerpo del poema quiero destacar esas ganas de vivir, con sus ansias y sus miedos y ese desarrollo cadencioso que hace fácil la lectura e invita a seguir pensando en ese tiempo que es más terco que los mitos.

Me gusta cuando invitas al lector a seguir leyendo el poema sin pausas versales, pero con ritmo medido, le haces cómplice de tus reflexiones sin dejar de lado el lenguaje poético en toda su riqueza y expresividad.

Es una gran aportación, sin duda. Yo así lo creo.


Víctor

[Josefa A. Sánchez]

Me sumo a la clap para decirte que me ha gustado que vuelvas a subirte a la bicicleta. Esta es la prueba palpable de que nunca se pierde la capacidad de pedalear. Un lujo.
Un abrazo.
Pepa

[Pablo Ibáñez]

Rafel,

me ha gustado mucho, amigo. El poema reúne, en mi opinión, todos los cañones de Alaire a pleno fuego: la métrica variada, el ritmo, el cuidado desarrollo semántico, sintáctico, narrativo, una búsqueda de equilibrio para resultar suficientemente legible sin resultar plano.

Me gusta mucho, un excelente poema.

¿Qué puedo decir para que un poema excelente resulte maravilloso (esas dos cualidades a las que yo nunca llegaré)? Tal vez diría que falta un poco de invento, de ruptura, de sorpresa. El poema se concentra brillantemente en el tema, sobrevuela el hombre en círculos pero quizá le falta reunir algo más de mundo. En algunos poemas extraordinarios cada estrofa se inicia sorprendentemente con un rollo distinto, parece que no tiene nada que ver con el tema de fondo, pero ahí esta el genio creador para amalgamarlo. La sensación final es que el mundo entero gira alrededor del tema, que se para el universo en todas sus manifestaciones para considerar el problema y resolverlo bellamente.

¿Palabras mayores? No para tí, Rafel, estás a un palmo de ello.

Me ha encantado.

Un abrazo, amigo

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amiga Ana, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema. El mito es el amor.
Un cordial abrazo.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Julio, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema. Como ves, lo he rectificado bastante y, bueno, a falta de más ingenio, creo que lo dejaré tal como está.
Lo recitales sí que permiten saber si nuestra poesía llega. Tengo claro lo que puede gustar, aunque conseguirlo es otra cosa, muy difícil, por supuesto.
Abrazos.

[Rafel Calle]

Amigo Rafel:
Me gusta más el final de la 2ª entrega, aunque mi opinión no sea relevante.
Te digo lo mismo, no das la imagen de castillo de arena sino de constructor que sabe reforzar la vida
Beso grande
Pilar

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Tu opinión sí que es relevante y, sí, creo que tienes razón, el final no es que sea afortunado, le estoy dando vueltas pero no consigo nada que me guste. Lo dejaré un tiempo, a ver si se me ocurre algo...
Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Sinceramente te lo digo, Rafa, ha merecido la pena permanecer a la espera de un nuevo poema tuyo, porque creo que has escrito una gran obra, quizá uno de tus mejores poemas, pleno de madurez técnica, y donde se puede percibir todo aquello que predicas: el verso y el versículo, el fluir sin estridencias de los encabalgamientos, el ritmo superestudiado, el simbolismo... En fin, un gran aporte para el libro, en el que muestras el brillo de tus armas.

Felicidades y a seguir, que como ves... Nada se te ha olvidado.

Un fuerte abrazo.

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Muchas gracias, amigo Ferreiro, te agradezco el comentario y me alegra que este te haya parecido uno de mis mejores trabajos, como ves, lo he ido modificando y, bueno, quizá haya quedado "decente".
Predicar y predicar. Ay, esa vocación nuestra... Ya veremos a dónde nos conduce.
Un fuerte abrazo.

[Isabel Moncayo]

Yo veo claramente las virtudes de un excelso poeta y como resultado este bello poema, me gusta el tono discursivo, nada críptico, que se deja leer suavemente en ese desarrollo tan bien conseguido, pero claro, es El Sr. Calle, y es santo y seña de buen hacer poético. Me gustó mucho, amigo mío. Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Gerardo, te agradezco el comentario y los continuas atenciones que dedicas a mis humildes poemas.
Un cordial abrazo.

[Rafel Calle]

Quizás, Rafael, haya prestado demasiada atención a tus esfuerzos de intentar mantener esta casa a flote, tan ingrata como presidir una comunidad de vecinos, y no lo haya hecho en algo más importante, y es que por encima de todo eres un poeta, aquí tenemos una buena muestra ello.

Un abrazo.

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Muchas gracias, amigo Enrique, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Empezando por el final de tu comentario, yo creo que está claro que soy un poeta, solo faltaría que no lo fuera, de lo contrario, haría bien en cortarme las venas; después de años de estudio, lectura y escritura de poesía, cada día sin faltar ninguno, ya me dirás... Y es que ser poeta no es nada del otro mundo, hay tantos y tantos que se quedarán como una especie de anécdota del poeta. Y, bueno, como quiera que un servidor está en las divisiones inferiores de la poesía, habré de centrarme en trepar (evolucionar) cuanto pueda y, sobre todo, en no engañarme con respecto a dónde estoy en la poesía.

En cuanto a lo de mi labor en el foro, cuanto más desapercibida pase, mejor la podré desarrollar. Es como un árbitro en un partido de fútbol, si se hace demasiado protagonista, se cargará el partido.
Otra cosa es la filosofía de Alaire, ahí sí que predico y no me queda más remedio que hacerme notar, pero, bueno, siempre tratando de que las cosas vayan por su cauce natural y, desde luego, que beneficien a los foristas, a cada uno de ellos, porque cada poeta es un mundo y precisa de una tratamiento singular.
En fin, seguiremos, colega.
Abrazos.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Felipe, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado este poema; siempre es un premio recibir elogios de los colegas.
Un cordial abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello poema. Muy interesante esa ruptura del ritmo inicial al final, marca el contraste entre las expectativas y los temores, entre el anticiclón deseado y la borrasca próxima o probable. Mis aplausos, Rafel. Un abrazo.

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Muchas gracias, amiga Rosa, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Sí, las expectativas están en verso, los temores son versículo o prosa como un acercamiento a la eventualidad formal. Sin embargo, el ritmo no cambia, es el mismo tanto en uno como en otro formato, salvo en la pausa versal.
Abrazos.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Ramón, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado este poema que rompe con un periodo en el que los asuntos técnicos que hemos ido desarrollando en Alaire, además de mis otras ocupaciones, han devenido en una casi absoluta sequía versal.
Abrazos.

[Rafel Calle]

Tienes una voz Poética tan personal, Rafa, que uno puede saberte con leer dos versos.

Esto es algo muy difícil de conseguir e imposible de intentar, se tiene o no se tiene, se eleva o no se eleva.
En tu Poesía siempre hay una fusión entre cotidianidad y cultura, entre desnudez y simbolismo.

Con esas herramientas creas o recreas esas historias que, por su tratamiento, ya no te pertenecen. Tal vez el simbolismo sea una manera de romper las cadenas entre lector y escritor, una manera de uni-versalizar el mensaje, y repartir el peso que el Poeta ha cargado a sus espaldas.

En fin, un Poema que tiene aciertos reseñables, como ese llanto hombre abajo, que engloba todo el dolor interno de una vida.

Feliz regreso a lo nunca dejado, compañero.
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Muchas gracias, amigo Luis, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Me gusta lo que dices de la voz personal, porque me horroriza pensar en epígonos.
Por otro lado, no sé si logro eso de cotidianidad y cultura entre desnudez y simbolismo, pero es lo que siempre me propongo y seguramente pocas veces consigo, y, además, es lo que predico como estilo del Grupo Alaire. Las dosis adecuadas de cada elemento, junto a una estética que busca el ideal semántico, nos llevan al famoso equilibrio de nuestra escuela. Y, sí, pienso en las dosis adecuadas, porque estoy convencido de que ahí está la importancia literaria. Sé que es un fastidio esforzarse en decir cosas que siempre se han dicho, pero dichas de otra manera, lo fácil es decir lo que siempre se ha dicho y de la misma manera.
Por cierto, en breve hablaremos de la forma, veo a algunos compañeros muy preocupados por defender ciertas formas, por lo general, estrofas clásicas. De entrada, las formas clásicas no necesitan ninguna defensa, están ahí y seguramente para los restos. Lo que pasa es que, por ejemplo, porque existan Los Beatles, no se pueda escribir e interpretar una música diferente. Los Beatles están muy bien, pero la música debe sobrevivirlos.
Un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Conozco dos maneras de juzgarme,
reírme de mi suerte o llorar hombre abajo.

Atisbo las virtudes temerarias de un anticiclón
que, si bien, como todas mis bonanzas, sé que solo está de paso,
me seduce el carmín de la sangre cansina,
es un pulso de paz, un preludio afectado
de antiguallas románticas y modernos equívocos
en los trémolos hitos del pasado.

Parece reclamar que acaben mis desganas,
me pide aventurarnos en la vitalidad de los sentidos;
dice que el tacto de la vida a veces nos engaña
por más que decidamos vivir a flor de piel,
menciona las cosas por sentir que aún siguen intactas,
el armazón de sueños, la luna de papel,
la rebelión de las entrañas,
el aroma de la luz
de un astro diligente en la evocación del alba.
Sí, me asegura que todo es veraz, como el vasto vigor
que sucede en un efluvio de corazones y sábanas.

Y, yo, sin poder remediarlo, aún temo transmitir las sensaciones de un castillo de arena en la orilla de un azar implacable, bajo un sol de justicia, cuando azuzan las olas y los miedos ancestrales que se muestran sumisos con las almenas informes, las alturas en vilo, los muros sin rigor, deteriorados, o bien, ya derruidos sobre la base que soporta el peso de la tierra, en la gravedad de saber que de tierra es el destino.

Y, sí, el tiempo es más terco que los mitos.

Nosotros somos un mito hasta que en forma consciente rompemos con las fantasías y las patrañas inculcadas. Nada mejor que el hombre roto, de él sale el hombre hecho por si mismo. Me gusta mucho la seguridad que exudan estos versos. Un placer leerte, Rafel. Abrazos, ERA