Expediente 5 de junio

[Julio Gonzalez Alonso]

Oh, Julio, he terminado la lectura con emoción en la garganta, en los ojos.
La Madre, la Hija, la Mujer, el Amparo de tantos gentilicios, la guerrera de aquellas nanas de la cebolla que rompieron el aire y sojuzgaron la cárcel. La propia y ejemplar ciudadana de la historia. Grande, amigo poeta, grande.

Salud y un abrazo fuerte.

Amiga Hallie, ¡cuánto celebro tu presencia y las emociones que me dejas en tu comentario! La verdad es que la publicación de este poema viene motivada por la aparición en el foro de dos magníficos poemas sobre el mismo tema y en dos estilos tan diferentes como el de Marius y el de José Manuel Sáiz. Me gustaron mucho y me acordé del mío. Pero no me decidía a publicarlo porque no alcanza el valor literario,la riqueza expresiva y la originalidad de los poemas de los compañeros precitados. Finalmente, en fin, lo puse y a las consecuencias me atengo. Me alegra haber empezado con tan buen pie. Gracias, Hallie. Abrazos.
Salud,

[Julio Gonzalez Alonso]

Ella decidió tramitar hoy el expediente de la muerte;
ochenta y seis años y unos meses
de contrato con la vida,
una guerra civil, marido y cinco hijos,
muerto el cuarto a las pocas semanas de parido,
mucha agua del río corriendo entre las manos
y la ropa tendida a las orillas,
sopas de ajo y patatas al calor de la chapa y los fogones,
paseos de domingo
con ropa de domingo,
misas de doce al mediodía,
turrón de Navidad y villancicos
y en raras ocasiones una película en el cine,
cohetes en las eras,
verbenas del pueblo por las fiestas
y pasodobles en la hierba de la noche
cuando aún la juventud ardía en los carbones
del amor;
horas desde el balcón
viendo pasar la gente.

Ahora que la cabeza le va y le viene sin rumbo
y sin sentido
y ya conoce sólo
los nombres propios e íntimos de los sentimientos,
las verdaderas personas que viven en su alma,
¿para qué saber de quienes andan en su torno
si ellos son mejores en sus mejores recuerdos
y tienen allí por siempre sus nombres verdaderos?

Qué dios puede querer esta luz en los ojos
cuando el cansancio es tan grande y el trámite está hecho;
ochenta y seis y meses, cubierta la hipoteca,
la ropa bien planchada, en orden los afectos.

Así y con una sonrisa firmó su finiquito;
la llamaron los suyos
y a ellos fue
feliz como la niña que corre a los abrazos;

y fue en paz
el último suspiro;

del postrer aliento
el último anhelo.


Julio Glez. Alonso

Julio, leí tu comentario a José Manuel ayer creo, hoy leo tu poema, y no puedo evitar la sensación de unirlos en el sentimiento que los generó para quienes hemos vivido la pérdida de alguno de los padres. Un abrazo, Luna.-

El poema de José Manuel me decidió a publicar el mío, aunque con la conciencia de no ser tan bueno como el de él. Muchas gracias por tu paso y comentario, Luna. Con abrazos.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Amigo Julio. Me acerco hoy a estas palabras tiernas, regadas de amor -de lágrimas- de hijo y las siento tan mías que me duelen. Si no estuviese tan hermosamente escrito, no dolería tanto. Un lujo seguirte, compañero.
Un abrazo.
Pepa

Tienes el don de la palabra y ésta siempre es oportuna y amable, Pepa. Muchas gracias postnavideñas y un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Un poema excelente y enormemente conmovedor, Julio.

Destaco estos versos que me han llegado sobremanera;

"Qué dios puede querer esta luz en los ojos
cuando el cansancio es tan grande y el trámite está hecho:
ochenta y seis y meses, cubierta la hipoteca,
la ropa bien planchada, en orden los afectos."

Mi sincera felicitación, amigo. Un fuerte abrazo.

Muy amable, Luis. Me alegra que este poema te haya resultado conmovedor y merecido tu atención. Gracias por las felicitaciones y un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

La emotividad fluye sin hacerle concesiones al talento. Caleidoscopio de hermosas imágenes que cierran el inventario de la vida que dió vida... generosidad con la permanencia y con la muerte... "en orden los afectos".

¡Hermoso y solemne!

Un abrazo en el reconocimiento y la solidaridad.

Amigo Arturo, a veces un poema es un simple ejercicio literario (siempre considerando las motivaciones personales) en pos de la belleza, la emoción o la expresión inteligente del lenguaje; en otras ocasiones es un impulso, la fuerza de una emoción que pelea por surgir y hacerse presente y comunicar su estado, siempre sin olvidar que el poema es algo más que contar nuestra vida tumbados en el sofá de Sigmund Freud; y otras muchas veces, sin saber por qué, a partir de una imagen, una frase, una idea, un aroma, música, o lo que sea, fluye el verbo poético. ¡Cuánto de mundo insconsciente arropan los poemas! Bien, todo este preámbulo para intentar decir que este poema era uno de los necesarios cuando la vida te enfrenta a realidades nada retóricas como la de la muerte de un ser querido. El problema -para mí- consistía en que fuera algo más que lamento de cementerio y que tuviera espacio en el mundo del poema. Por eso me resistía a ponerlo en el foro y someterlo al juicio de los lectores. Si tiene entidad de poema y contiene un sólo miligramo de poesía, ya no me servirá solamente a mí y lo daré por bien publicado. Tu comentario apunta en ese sentido y eso me tranquiliza. Con un abrazo.
Salud.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un muy entrañabilísimo poema, amigo Odiseo. La suma de toda una vida ofrecida con la dignidad de tu alta y clara poesía, a esa otra otra vida desaparecida con toda la dignidad de su transcurso y despedida.

Un fuerte abrazo en la resaca de los días

[Julio Gonzalez Alonso]

Muy emotivo y bello poema, Julio. Maravillosamente escrito, desde lo más hondo del afecto. Un placer pasarme.

Un abrazo.

Carmen

El placer es mío, Carmen, de encontrarte en este poema con tu amable comentario. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Descubres tu emoción que transmites directa al lector con tu sensibilidad clara y generosa. Gracias por compartir esa parte tan íntima del sentimiento.
Felicidades
Besos
Pilar

Muchas gracias, Pilar. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Ella decidió tramitar hoy el expediente de la muerte;
ochenta y seis años y unos meses
de contrato con la vida,
una guerra civil, marido y cinco hijos,
muerto el cuarto a las pocas semanas de parido,
mucha agua del río corriendo entre las manos
y la ropa tendida a las orillas,
sopas de ajo y patatas al calor de la chapa y los fogones,
paseos de domingo
con ropa de domingo,
misas de doce al mediodía,
turrón de Navidad y villancicos
y en raras ocasiones una película en el cine,
cohetes en las eras,
verbenas del pueblo por las fiestas
y pasodobles en la hierba de la noche
cuando aún la juventud ardía en los carbones
del amor;
horas desde el balcón
viendo pasar la gente.

Ahora que la cabeza le va y le viene sin rumbo
y sin sentido
y ya conoce sólo
los nombres propios e íntimos de los sentimientos,
las verdaderas personas que viven en su alma,
¿para qué saber de quienes andan en su torno
si ellos son mejores en sus mejores recuerdos
y tienen allí por siempre sus nombres verdaderos?

Qué dios puede querer esta luz en los ojos
cuando el cansancio es tan grande y el trámite está hecho;
ochenta y seis y meses, cubierta la hipoteca,
la ropa bien planchada, en orden los afectos.

Así y con una sonrisa firmó su finiquito;
la llamaron los suyos
y a ellos fue
feliz como la niña que corre a los abrazos;

y fue en paz
el último suspiro;

del postrer aliento
el último anhelo.


Julio Glez. Alonso

Reconozco en este poema tu verdadera voz, aquella que se desprende libre de eufemismos, aunque sin caer nunca en el exhibicionismo del sentimiento herido. Aquí se palpa la autenticidad de la voz poética, las ideas que nacen de la fragua del dolor y la nostalgia. Aquí celebramos el acontecimiento más importante del hombre: su partida, su despedida digna, su aceptación de las leyes naturales de la existencia. Con un ritmo acorde y perfecto, el hilo argumental se desliza como un arroyo sereno camino hacia un final natural y evocador.

Te felicito por tan hermoso homenaje poético.
Un abrazo.
Óscar

Siempre te encuentro amable y generoso, amigo Óscar, para con mis escritos. Te lo agradezco con toda sinceridad porque sabes ponerles a tus comentarios la voz cálida que anima a uno a seguir poniendo negro sobre blanco versos y poemas. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Julio,

Un poema este tuyo, de los grandes, creo que te dije hace algún tiempo lo mismo de otro tuyo. Ha tenido la virtud de hacerme sentir emoción, y ese mirada tierna, reflexiva sobre toda una vida, sobre la verdadera interioridad de tu madre, más allá de lo que al final otros pudieran o no percibir y ella expresar. Emocionante y muy hermoso; amor y recuerdos ya destilados en el alambique de la poesía. Al hilo de los recientes debates, he aquí un ejemplo de que la poesía clara, sin recurso a encriptaciones simbólicas, sigue siendo plenamente vigente.

Un abrazo,

Ángel

Una opinión tan positiva sólo puede venir de alguien amigo y generoso, generosidad y amistad que te agradezco mucho, Ángel. Ya no importa tanto si el poema es de los grandes o no entre esta frondosa selva de poemas que es Alaire, lo importante, para mí, es encontrar comentarios como el que me regalas tras la lectura del texto publicado. Gracias. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Cómo me gustan este tipo de poemas, emotivos, diáfanos, que nos transmiten de forma clara sentimientos inequívocos. Además de aprende de costumbres y quehaceres, que nos resultan familiares algunos, lejanos otros. Y si además todo eso se cuenta con esa maestría que te sobra, la poesía nos llena por dentro.
Un abrazo, amigo
J. Manuel

Pues al hilo de estos versos te diré que me decidí a publicarlo después de leer el tuyo, magnífico, sobre el mismo tema de la muerte de la madre, ocurrido en fechas cercanas una de la otra. Como verás el estilo es bastante próximo al tuyo, aunque no alcanzo a dominar ese tratamiento especial que tú le das al poema para llevarnos al cierre con la emoción y la enseñanza que acostumbra desprenderse de la lectura. Pero, al menos, espero que pase dignamente la prueba.
Gracias, José Manuel. Con un abrazo.
Salud.

[Felipe Fuentes García]

Un gran poema, Julio. Su forma, su ritmo, su desarrollo armonizan la belleza estética con el sentimiento contenido, asumido y tan bien transmitido mediante su palabra poética. En poemas como este se siente en carne propia la vibración lírica del que, como en este caso, sabe pulsarla porque tiene talento para ello. Mi aplausos consideración, compañero.

Recibe un afectuoso saludo.
Felipe.

[C.P. Fernández]

Me ha encantado, Julio, y me ha emocionado. Muy grande.

Un abrazo.

[Quinteño de Greda]

Liricamente, cumplimentaste el expediente del 5 de junio, ( sentida elegía), amigo mío.

Un gran abrazo te llegue.

[Julio Gonzalez Alonso]

Es emocionante llegar a esas alturas desde tan abruptos recovecos.
Tu poema es una síntesis de todo lo que pasó en ochenta y seis años
y seis meses. Ir en paz es lo más reconfortante.

un abrazo, amigo Julio.

Un abrazo, amigo Guillermo. Cuando alguien muere en paz los que se quedan también viven esa paz de la despedida. Gracias por tu proximidad. Con un abrazo.
Salud.