La muerte te miraba todo el tiempo

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

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Macedonio Tracel
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pablo.... digo lo que todos... destaco la firmeza, la decisión con usas las palabras.
sabemos que hablar a la muerte señora es desparejo pero te has planado con toda la belleza que puedes, con toda la ternura para cavar y encontrar el gusto de los días de sol.
mis respetos
"nada es posible, pese a todo, sin el poema,
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Gracias Felipe,

es un verdadero honor para mí tu paso por mis cosas y generosa valoración porque me encanta tu poesía.

Un abrazo, amigo.
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Gracias Ramón, amigo.

Te mando un abrazo hasta La Coruña.
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Celia,

gracias amiga por tu paso.

Un abrazo.
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Macedonio.

Mil gracias amigo por tu valoración. Es un honor para mí.

Un abrazo.
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Rafel Calle
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Re: La muerte te miraba todo el tiempo

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Pablo Ibáñez escribió:Imagen



La muerte te miraba todo el tiempo.
Tú eras su gran obra, racimo madurando,
cosecha que segar llegado el día.

Juntos ascendimos la colina;
ella miraba
el agua de tus ojos posada en las columnas
de humo de los barrios sobre el valle,
tu cuello prenatal, pulsante y vivo...

Inmensa, solitaria, cansada,
en sombra de poder, ella miraba
como madre: sonrisa hasta llorar y tierno orgullo
bruñendo cada célula de tu cara con arrobo.

Tus risas en la playa las oía
de repente,
en medio de su noche espaciosa de labor,
y volvía los viejos ojos blancos, como ciega,
abriendo la mandíbula de arrugas al oscuro,
cifrando cada timbre de tu voz,
el lácteo aletear de tus costillas.

Pura, eterna, inamada, absorta en vastedad,
ella miraba
como madre
tu bata de hospital, doblada y limpia,
la mota de polvo flotar sobre tu hombro en la ventana,
la gota detenida entre la luz, temblante y nívea.
...........................................................................................................................
Hermoso e interesante trabajo, amigo Pablo, en el que veo una gran vocación estilística. La cadena fónica, con un brillante muestrario de aliteraciones y rimas, es digna de un autor de altas prestaciones técnicas, que viene de la polimetría académica y se encamina claramente al instinto multimétrico. Cada palabra parece estar labrada con un cincel idiomático de gran precisión estética.

Por otra parte, noto una cierta indefinición narrativa, entidad en cada uno de los personajes, quizá debido a una falta de convencimiento por parte del autor en sus propias capacidades. No sé, en este aspecto, si fuera otro no se lo diría, pero a ti debo decirte que, aunque ahora no es poco, me parece que puedes hacer más, solo falta que te lo creas. En fin, conseguida la voz (lírica), ahora viene subir otro escalón en el aspecto literario. En un inventor de personajes e historias abrigados en una estética altamente lírica y musical, como es tu caso, si se puede conseguir cohesión y desarrollo literarios, es muy probable que tengamos un poeta de cierta importancia.

Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un fuerte abrazo.
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Pablo Ibáñez
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re: La muerte te miraba todo el tiempo

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Rafel,
gracias querido amigo por tu amable comentario, me alegro mucho de que te haya gustado. Como siempre, has dado en el clavo. Es cierto, noto que la consistencia narrativa es una de mis grandes debilidades. Lo sé y no sé como mejorarlo, o si puedo mejorarlo. Creo que por eso me cuesta tantísimo terminar un poema. Después del flash inicial, paso semanas enteras visualizando personajes, situaciones, pero me es complicadísimo clarificarlas y nunca quedo satisfecho.
Idea inicial: personalización de la muerte que mira a la amada.
Personajes: la propia muerte, la amada, el amante narrador.
Joder, la bomba, es genial, lo voy a bordar. A trabajar. Etapa de maduración.

Semanas de visualizar una señora anciana (la muerte) que mira desde un punto de vista increíblemente complejo de capturar. Sombras, vejez, sabiduría, eternidad, una madre que mira orgullosa, oscuridad... El asunto da para tanto que no hago pie, no concreto. Bueno, confiemos en las metáforas, ellas darán ese punto de magia necesario... Pero no alcanzan, se quedan cortas a la ambición de la idea. Al final copio la idea de Battiato acumulando adjetivos sobre la muerte. ¿Falta de confianza? No, Rafel, falta de talento...

La amada: los detalles la definirán, ah, será delicadísimo... su cuello joven y blanco, el agua de sus ojos, su hombro vencido en el hospital... Pero las bellas ramas esconden el bosque y nada se dice de lo que ella opina, de lo que ella siente. De nuevo, falta de algo, no sé muy bien qué.

El amante narrador: bueno, este soy yo mismo, oh, el genio de la pradera... quedará elegantemente en un segundo plano, lamentándose con elegante frialdad. La bomba. ¿En segundo plano? La frialdad que demuestra roza el idiotismo, no la madurez que se pretende, a base de separarse sin tomar partido acaba siendo insulso.

Bueno, han pasado semanas, el asunto no da para más, llega la hora de escribir. Si no, me va a coincidir con X asunto personal/laboral y lo olvido todo... Aquí está el momento que yo espero, donde disfruto de verdad y por lo que escribo. Cuadrar, rimar discretamente, contar, juntar palabras, recitar, "el humo de los barrios sobre el valle...", "tu cuello prenatal pulsante y vivo..." "el lácteo aletear de tus costillas..." En realidad me doy cuenta de que el poema es casi una excusa para tres o cuatro endecasílabos canónicos con que llenarme la boca, Rafel, ese es mi placer.

Rafel, yo soy un ingeniero. Aunque me encanta jugar juntando palabras, mis estudios en letras se acercan mucho al cero. La falta de confianza es falta de talento y de conocimientos, Rafel, no soy otro Fionello. Intento mejorar pero no sé si puedo dar más. Lo importante para mí es disfrutar con esto y eso te lo garantizo.

Un enorme abrazo, amigo.
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Supongo, estimado amigo y admirado colega, que no pensarás que lo que pretendes, sea fácil de conseguir. La importancia literaria siempre ha sido patrimonio de los grandes autores; nosotros queremos introducirnos en asuntos que son bastante complicados.
Fíjate en los comentarios, tu poema gusta mucho, no es falta de talento, lo tienes y lo demuestras en una obra que, en general, resulta altamente evocadora. Ahora bien, estamos hablando de cosas diferentes. Hay una propuesta, nada más. Te propongo que subas el nivel literario de tu poética. Iremos hablando de ello, intentaremos subirlo juntos, pues estoy en una tesitura parecida a la tuya.

Siempre se tiene que procurar hacerlo fácil. Por ejemplo, podría ser que en tu poema hubiese demasiados personajes; quizá centrando el tema en la vieja -su periplo vital-, la muerte y el narrador (sobraría la amante). También podría ocurrir que no los hubieras presentado inequívocamente (por ejemplo, el tú de la primera estrofa). Sin embargo, estos aspectos son fáciles de corregir añadiendo al tú un elemento -metáfora, imagen o, bajando el listón de calidad, un símil- que defina al actor. Y así a cada uno de los personajes.

En fin, está bien que seas humilde, pero no es lo mismo tratar únicamente el yo, el tú, el nosotros o el vosotros, que tratarlos todos a la vez. Existe una gran diferencia (obviamente, cuantos más actores, más dificultad). En principio, dos personajes, a lo sumo tres, nos permitirán un buen desarrollo de la trama metafórica.
Abrazos.
Hallie Hernández Alfaro
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Re: re: La muerte te miraba todo el tiempo

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Pablo Ibáñez escribió:Rafel,
gracias querido amigo por tu amable comentario, me alegro mucho de que te haya gustado. Como siempre, has dado en el clavo. Es cierto, noto que la consistencia narrativa es una de mis grandes debilidades. Lo sé y no sé como mejorarlo, o si puedo mejorarlo. Creo que por eso me cuesta tantísimo terminar un poema. Después del flash inicial, paso semanas enteras visualizando personajes, situaciones, pero me es complicadísimo clarificarlas y nunca quedo satisfecho.
Idea inicial: personalización de la muerte que mira a la amada.
Personajes: la propia muerte, la amada, el amante narrador.
Joder, la bomba, es genial, lo voy a bordar. A trabajar. Etapa de maduración.

Semanas de visualizar una señora anciana (la muerte) que mira desde un punto de vista increíblemente complejo de capturar. Sombras, vejez, sabiduría, eternidad, una madre que mira orgullosa, oscuridad... El asunto da para tanto que no hago pie, no concreto. Bueno, confiemos en las metáforas, ellas darán ese punto de magia necesario... Pero no alcanzan, se quedan cortas a la ambición de la idea. Al final copio la idea de Battiato acumulando adjetivos sobre la muerte. ¿Falta de confianza? No, Rafel, falta de talento...

La amada: los detalles la definirán, ah, será delicadísimo... su cuello joven y blanco, el agua de sus ojos, su hombro vencido en el hospital... Pero las bellas ramas esconden el bosque y nada se dice de lo que ella opina, de lo que ella siente. De nuevo, falta de algo, no sé muy bien qué.

El amante narrador: bueno, este soy yo mismo, oh, el genio de la pradera... quedará elegantemente en un segundo plano, lamentándose con elegante frialdad. La bomba. ¿En segundo plano? La frialdad que demuestra roza el idiotismo, no la madurez que se pretende, a base de separarse sin tomar partido acaba siendo insulso.

Bueno, han pasado semanas, el asunto no da para más, llega la hora de escribir. Si no, me va a coincidir con X asunto personal/laboral y lo olvido todo... Aquí está el momento que yo espero, donde disfruto de verdad y por lo que escribo. Cuadrar, rimar discretamente, contar, juntar palabras, recitar, "el humo de los barrios sobre el valle...", "tu cuello prenatal pulsante y vivo..." "el lácteo aletear de tus costillas..." En realidad me doy cuenta de que el poema es casi una excusa para tres o cuatro endecasílabos canónicos con que llenarme la boca, Rafel, ese es mi placer.

Rafel, yo soy un ingeniero. Aunque me encanta jugar juntando palabras, mis estudios en letras se acercan mucho al cero. La falta de confianza es falta de talento y de conocimientos, Rafel, no soy otro Fionello. Intento mejorar pero no sé si puedo dar más. Lo importante para mí es disfrutar con esto y eso te lo garantizo.

Un enorme abrazo, amigo.




Querido poeta, me he tomado la libertad de citar una de tus respuestas al siempre bien intencionado reflejo de nuestro entrañable amigo Rafel.

Pablo Ibañez y la sensibilidad, podría empezar por allí. Vaya si en este apartado del mundo llamado Alaire te he leído muestras de talento. Obras muy bellas, emocionantes y bien construidas. Cito el poema de Mucho González, poco Ángel; un torbellino de hermosura y médula (ah las ciencias exactas, ah los pliegues de un ser humano, ah los sentimientos de un corazón como el tuyo trashumando el mundo de uno de los grandes de Oviedo) luz y versos arriesgados -como recuerdo comentó Esteban- respecto al verso final. Algunos de tus sonetos que dolieron como una lluvia de verdades elegidas siguen intactos en la memoria de los devoradores de poesía (como esta servidora). No sé si estás consciente que la elegía que escribiste -sin tiempo de maduración ni desarrollo intelectual excavador de musas ni con un mes de anticipación- a nuestro Ramòn Ataz ES grande, muy grande; no soy generosa porque te tenga un enorme aprecio, ni porque piense que debo alentarte a un camino poético, no; ocurre que son muy obvias estas cosas que te estoy escribiendo aquí.

Bien, ahora miremos este último trabajo precioso que has publicado, La muerte te miraba todo el tiempo. Uff, este poema puede a estas alturas haber anidado ya, en mínimo cien cerebros lectores, en los músculos primarios y sensibles de mucha gente que aspiró la fineza de tu historia y la hizo suya. Yo, por ejemplo, soy un caso. Me dió por mirar allí un neonato que venía en camino a la primera luz mundana; cuando eso ocurre, la muerte mira todo el tiempo, aunque las condiciones sean óptimas. Y la tersura de la madre, mujer, más viva que nunca, tiene un resplandor especial y la figura del padre o del amante o del hombre se vuelve un roble vital para todos. Y el miedo se pronuncia (en tu poema hay adrenalina, que lo sepas) y el alcohol es un antiséptico amable y un posible quirófano, el final feliz de un cuento de hadas.

Yo a ti no te pediría que desarrolles más eficacia narrativa; esas cosas te las pides consciente e inconscientemente tú mismo mil veces. Yo en cambio, te diría que beses a tu mujer amada, que mimes a tus peques y hagas una caminata con tu traje de creador antológico. Calles enteras, compañero, todavía faltan ciudades, países, universos, para escribir lo que tienes dentro. En el interior poético de Ibañez hay un sinfín de tesoros, los compro por adelantado. A ojos cerrados, sin la más mínima duda.

Ahora sí, un abrazote, y sólo lo mejor del mundo para ti y los tuyos.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
Nésthor Olalla
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Mensaje sin leer por Nésthor Olalla »

Vaya hostias que pegas, compañero.

Grande el impacto en mí causado, hermano.

Gande, sí.
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Javier Bustamante
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Mensaje sin leer por Javier Bustamante »

Hola Pablo,

Has hecho un poema extraordinario con un tema que llena de temor al mundo. La muerte como una consecuencia necesaria de la vida es uno de nuestros mayores enigmas.

Saludos

Javier
¿Qué sabes tú del brillo que se apaga
en el ocaso del amor maltrecho?
¿viste la fuente que brotó del pecho
cuando el desprecio se vistió de daga?

- Javier

https://versosenlibertad.blogspot.com/
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Israel Liñán
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Mensaje sin leer por Israel Liñán »

Hola Pablo, en primer lugar decirte que el poema es una maravilla, poco puedo decirte que no hayan comentado los compañeros.
En segundo lugar, leer tu respuesta al interesante comentario de Rafel vale su peso en oro, siempre he sentido curiosidad acerca de cómo afronta un autor un poema, tú lo describes, tu manera, personal e intransferible, y descubro cuán distintos somos, de ahí la diferencia de resultados (a tu favor :D ) , y lo maravilloso que es este foro.
Tu poesía está en estado de gracia, el trabajo volcado en ella es sin duda uno de sus causantes, pero aún así me atrevo a proponerte que cuando tengas la idea principal, eso que te hace querer contar una historia, te relajes y dejes fluir, siempre hay tiempo para desechar y cuadrar versos.

Perdona si peco de entrometido.

Un abrazo.
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Julio Gonzalez Alonso
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Re: La muerte te miraba todo el tiempo

Mensaje sin leer por Julio Gonzalez Alonso »

Poema de espectacular factura donde el ritmo se hilvana en la emoción recurrente ante la muerte, como un respirar hondo, duro y tierno que nos envuelve. El recurso a los encabalgamientos está llevado a cabo con una naturalidad que fluye con frescura como en:

ella miraba
el agua de tus ojos posada en las columnas
de humo de los barrios sobre el valle,
tu cuello prenatal, pulsante y vivo...

Hacía algún tiempo que no tenía ocasión de leerte, Pablo, y este reencuentro con tus versos ha resultado ser otra ocasión de apreciar la poesía. Gracias por todo ello. Abrazos.
Salud.
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Gracias Hallie, amiga, eres la bomba.
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Pablo Ibáñez
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Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Gracias Rafel también por el segundo post. Me encantará comentar contigo estos asuntos.

Feliz Navidad y un abrazo.
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