Oyendo un nocturno de Chopin

[Óscar Distéfano]

Me alegro, Óscar, de poder disfrutar, a través de los tiempos, este celebrado poema tuyo. Escribirlo es sumergerse en la melancolía, es buscar en tu interior lo que inquieta tu alma y escribirlo teniendo en tu oído, al mismo tiempo, un nocturno del músico polaco. El resultado, ya lo sabemos es magnífico, la inspiración te lleva de la mano.

Gracias, apreciado Enrique. Siempre me han gustado tus comentarios; y, ahora, en este poema mío, aún más. Sabes que de los comentarios inteligentes también nos alimentamos los poetas. No lo niego. Me hace feliz leerte.

Un abrazo grande.
Óscar

[Ricardo Serna G]

Voy cayendo a la tierra como una semilla con alas,
en búsqueda poética de hundirme en surco fértil,
y un temblor de retoño se extiende por mis ramas,
y cada día saco fuerzas de mis hojas muertas,
del crepúsculo —cofre de todos mis secretos—.

Y en una de estas noches de brillantes estrellas
descargará el destino su furia sobre mí.

Óscar

Me gustan los poemas
que tengan un inicio que atrape- pondré la música
para entender más la poesía-y nos lleve de la mano
o de los ojos por todo su recorrido...
y más me gusta, cuando tiene un final
con broche de oro, como el que señalo...


Te felicito, es un poema GRANDE, QUERIDO AMIGO


Un abrazo fuerte de martes especial

[javier eguilaz]

Oyendo un nocturno de Chopín

Hoy es aún mi tiempo, tal vez una de las últimas noches
donde pueda oír un nocturno de Chopín.

Soy un hombre mecánico, con ritmo temporal
en mi estructura osteológica y en la función de mis arterias,
y tan sólo me resta ennoblecer los sucesos errantes de mi psiquis
por las venas con tufo a sangre accidentada,
a sueños carcomidos por la abulia,
a eternidad sin gloria,
como tristes historias de amor de drogadictos.

Crear palabras cordiales para los solitarios,
y como ellos ser también un hombre nocturno
acostumbrado al coro impertinente de los grillos.
No desangrarme más
rastreando las notas de algún violín muerto de amor.

Estoy junto a la vida, amo lo vivido,
cerca de los recuerdos —grandes blanqueadores de mi alma.
Pero pasaron muchos años,
y a montones recojo escombros de mi empeño,
y se vuelven los árboles más débiles, como mi madre,
aunque la noche sigue tranquila hacia su lecho helado.

Voy cayendo a la tierra como una semilla con alas,
en búsqueda poética de hundirme en surco fértil,
y un temblor de retoño se extiende por mis ramas,
y cada día saco fuerzas de mis hojas muertas,
del crepúsculo —cofre de todos mis secretos—.

Y en una de estas noches de brillantes estrellas
descargará el destino su furia sobre mí.

Buen poema Óscar
Que bueno sacar fuerzas de donde no las hay, de lo malo lo bueno, y a las desganas imponerles nuestros secretos; hasta que podamos.
Un fuerte abrazo Poeta
salud!
suerte
y sé feliz
cuídate mucho

[Ramón Carballal]

Gran poema. Felicidades y un abrazo.