Editorial Alaire

Gerardo Mont escribió:En otra biografía (LXVIII)

Después del cuerpo
los dedos sobrevivientes
a la piel extinta, hurgando
en el lago inmensurable del olvido
en las paradojas crónicas del miedo.

(Apertura excelentísima, la no-corriente del lago y sus frutos pasados que pedruran...)

Y somos lágrima temblando
sobre el mar, la última verdad
de algún poeta agorafóbico.

(Este último verso me toca personalmente y me hace acompañer cada sílaba; gracias)

Quizás la vida va cediendo
a la inexpugnable hondura
de los pozos que forjó la herida
donde otrora jugábamos descalzos.

(Volvemos al mito del origen, cargadas las alforjas...; brillante, brillante)

Y este quebranto es solo el eco
de sus partes, un ulular entre los árboles
sin nombre. Tú y yo
dos súplicas en las sinuosas sendas del acaso.

(Como duele y fortifica tu palabra justa)

Pero a pesar del oficio lapidario de las horas,
sigue errando entre mis hambres
el niño que rodó en su bicicleta.

(Ese que levanta sus piernas de poeta hombre y camina sembrando lirismo)


(Y luego este final que decapita la desesperanza y pide luz a las retinas)

Quizás en otra biografía
la tinta nos repare las fisuras
y no sangremos más nuevas caídas…, que siempre es la primera vez
cuando funciona.

Gerardo Mont escribió:En otra biografía (LXVIII)

Quizás la vida va cediendo
a la inexpugnable hondura
de los pozos que forjó la herida
donde otrora jugábamos descalzos.

*

Pero a pesar del oficio lapidario de las horas,
sigue errando entre mis hambres
el niño que rodó en su bicicleta.

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Gerardo Mont escribió:En otra biografía (LXVIII)

Después del cuerpo
los dedos sobrevivientes
a la piel extinta, hurgando
en el lago inmensurable del olvido
en las paradojas crónicas del miedo.

(Apertura excelentísima, la no-corriente del lago y sus frutos pasados que pedruran...)

Y somos lágrima temblando
sobre el mar, la última verdad
de algún poeta agorafóbico.

(Este último verso me toca personalmente y me hace acompañer cada sílaba; gracias)

Quizás la vida va cediendo
a la inexpugnable hondura
de los pozos que forjó la herida
donde otrora jugábamos descalzos.

(Volvemos al mito del origen, cargadas las alforjas...; brillante, brillante)

Y este quebranto es solo el eco
de sus partes, un ulular entre los árboles
sin nombre. Tú y yo
dos súplicas en las sinuosas sendas del acaso.

(Como duele y fortifica tu palabra justa)

Pero a pesar del oficio lapidario de las horas,
sigue errando entre mis hambres
el niño que rodó en su bicicleta.

(Ese que levanta sus piernas de poeta hombre y camina sembrando lirismo)


(Y luego este final que decapita la desesperanza y pide luz a las retinas)

Quizás en otra biografía
la tinta nos repare las fisuras
y no sangremos más nuevas caídas…, que siempre es la primera vez
cuando funciona.

Feliz Año Nuevo y un gran abrazo, Gerardo.


Hallie

LUIS MARIÑO escribió:Uno de los poemas más bellos que te he leído. Mis aplausos y sincera admiración, Gerardo. Un abrazo y Feliz Año Nuevo, amigo.

Mariluz Reyes escribió:Hay calidad y talento del bueno en tu poema, amigo. Sigue así que vas muy bien

Feliz año 2013

Guillermo Cuesta escribió:Buen oficio de poeta el tuyo, compañero. Que siga errando entre tus hambres
el niño de tu otra biografía.

Magnífico, aplauso y abrazo para que la tinta sea curativa.

Un abrazo

Guillermo