Cinco añitos tenía
Publicado: Jue, 15 Nov 2012 13:49
Abierta tengo la herida
que supura de aflicción
por la suerte de mi niño
por saber si está con Dios.
Una noche de diciembre
la muerte se lo llevó,
y al arrancarle su vida
me partió mi corazón.
Eran cinco los añitos
cinco claveles en flor,
un infante enardecido
que la fiebre lo tronchó:
era mi niño querido
noble lis de mi interior,
era su talle de junco
un exordio de expresión.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.
La alegría de mi casa:
un ángel de fina voz,
era mi niño difunto
un cenital ruiseñor.
Fueron noches de vigilia
de desconcierto y pavor
el mercurio no bajaba
mas no hallaba curación.
Trémulo sacudimiento
le provocaba la tos
el fonoscopio en su pecho
fue como un potro veloz,
que galopaba de noche
empapadito en sudor
huyendo de sus latidos
faltos de respiración.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.
Su vida se le escapaba
como al día el resplandor,
era mi niño un ocaso
que moría con el sol,
un sol de fiebre maldita
en completa ebullición,
cercenando sus arterias
como al glaciar el calor.
Era la fiebre un volcán
en continuada erupción,
que el magma se lo llevaba
como brazo ejecutor,
mas quería que fluyera
hasta la vasta extensión
donde termina la vida
con un rastro de dolor.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.
que supura de aflicción
por la suerte de mi niño
por saber si está con Dios.
Una noche de diciembre
la muerte se lo llevó,
y al arrancarle su vida
me partió mi corazón.
Eran cinco los añitos
cinco claveles en flor,
un infante enardecido
que la fiebre lo tronchó:
era mi niño querido
noble lis de mi interior,
era su talle de junco
un exordio de expresión.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.
La alegría de mi casa:
un ángel de fina voz,
era mi niño difunto
un cenital ruiseñor.
Fueron noches de vigilia
de desconcierto y pavor
el mercurio no bajaba
mas no hallaba curación.
Trémulo sacudimiento
le provocaba la tos
el fonoscopio en su pecho
fue como un potro veloz,
que galopaba de noche
empapadito en sudor
huyendo de sus latidos
faltos de respiración.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.
Su vida se le escapaba
como al día el resplandor,
era mi niño un ocaso
que moría con el sol,
un sol de fiebre maldita
en completa ebullición,
cercenando sus arterias
como al glaciar el calor.
Era la fiebre un volcán
en continuada erupción,
que el magma se lo llevaba
como brazo ejecutor,
mas quería que fluyera
hasta la vasta extensión
donde termina la vida
con un rastro de dolor.
¿Adónde las almas blancas
a qué destino o región?
¡Dime donde van Dios mío
que saberlo quiero yo!.