Poema extraordinario, Gerardo, que no había tenido oportunidad de leer.Gerardo Mont escribió:Sombría esta ciudad se nos deshoja.
Se nos deshoja, vida, todo en espirales.
Que hay mares de sangre
en esos horizontes de arena por la tarde,
allá donde se forjan los cuchillos de la noche
entre el fuego y el agua…Los eclipses
condenando los últimos rostros, descuellan,
y los nombres se rifan entre los decapitados.
Los caminos maldicen
abandonos de hojas secas
del árbol de la vida o de la muerte
–según la perspectiva, ¿quién lo sabe? –,
que aquí el mal de invierno no se cura.
Subliminal mensaje del otoño
presagiando el miedo.
Los pechos van gritando “no hay vacantes”
como aves oscuras de sueños recurrentes.
Necio el hombre, necio Caín con sus ofrendas.
Necio el necio que ya no nos creía, vida.
Tras la celosías
desangrados de esperas, se acallan los rescoldos
de todos esos días de rímel en los ojos verdes.
“Y sin embargo, bésame”,
dicta una pasión sobreviviente
–blasfemia de inquirir siempre en el labio–.
Se hacen las miradas clandestinas
Igualando camino y desenfreno, espejo y substancia.
Y se quiebran las doce en el asfalto,
monarca taciturno de las prisas.
Al fin las cenicientas se guarecen.
Los príncipes adictos a las charcas
croan besos que nunca se creyeron.
Y mañana el ciclo se reinicia.
¡Qué náufragos del tálamo, nos dicen!
Aprecio un lenguaje firme, de autor, con magníficos hallazgos. Mi felicitación y aplauso, amigo.
Recibe un abrazo.
Felipe.