Del big bang en tus ojos, a mis verbos (LVI)
Publicado: Dom, 26 Ago 2012 19:16
Entonces era niebla,luego en el big bang de los andantes, tu campo de bosones amasabamis cuerpos con tu cuerpo.
Había en tus ojos omniscientes,inmensos como páginas en blanco, hambrientas de los verbos del pan diario, un presagio furioso de estaciones.
Del solaz en la tibia tarde de los pechos al tifón del deseo reprimido; de la ingenua llovizna de tu risa a heladas quemando mis cosechas;de la erudición en laberintoscual Dédalo en sus alas, de pájaros prestados,a la resolución de tintas inmanentescomo verdes prendidos del asfalto,por ejemplo. De lizos azabaches,con sus caricias tan a tiempo por la noche,a los hilos de Ariadna, raídos de cronómetros, fingiendo cada fuga del espectro de los grises, que manchan las nevadas.
Vuelto del universo que sojuzgas,
he encontrado en el barro ánforas nuevas
y este pueblo pequeño…
Del horno de las tardes en los bosques
nacen los trenes como ríos descendiendo
con todos nuestros rostros
volviendo de trincheras
en batalla, urgidos del ungüento de las madres.
Traen también las risas
de los niños que fuimos descontando,
en el juego suicida de implicarnos.
Vamos así forjando otros caminos,
de erráticas orillas,
de formas asimétricas,
de incongruentes premuras;
trasmutando los tiempos de tu tiempo.
Que sólo calibrando sombras de la verdad inmensa de tus ojos, se diluyen las muertes, la ciencia duele menosy saberte conjuga, mis verbos en amarte.
Había en tus ojos omniscientes,inmensos como páginas en blanco, hambrientas de los verbos del pan diario, un presagio furioso de estaciones.
Del solaz en la tibia tarde de los pechos al tifón del deseo reprimido; de la ingenua llovizna de tu risa a heladas quemando mis cosechas;de la erudición en laberintoscual Dédalo en sus alas, de pájaros prestados,a la resolución de tintas inmanentescomo verdes prendidos del asfalto,por ejemplo. De lizos azabaches,con sus caricias tan a tiempo por la noche,a los hilos de Ariadna, raídos de cronómetros, fingiendo cada fuga del espectro de los grises, que manchan las nevadas.
Vuelto del universo que sojuzgas,
he encontrado en el barro ánforas nuevas
y este pueblo pequeño…
Del horno de las tardes en los bosques
nacen los trenes como ríos descendiendo
con todos nuestros rostros
volviendo de trincheras
en batalla, urgidos del ungüento de las madres.
Traen también las risas
de los niños que fuimos descontando,
en el juego suicida de implicarnos.
Vamos así forjando otros caminos,
de erráticas orillas,
de formas asimétricas,
de incongruentes premuras;
trasmutando los tiempos de tu tiempo.
Que sólo calibrando sombras de la verdad inmensa de tus ojos, se diluyen las muertes, la ciencia duele menosy saberte conjuga, mis verbos en amarte.