Editorial Alaire

Gerardo Mont escribió:Hoy no hay nada que contar amor,
las lunas han caído anegándonos la suerte
y el agua de mi voz induce
cauces, viciados de mentiras y dialectos.
Acércate.

Las ventanas lagriman teorías a futuro
y en su vaho he escrito
tus palabras, cual poeta modelando sus decires
en siluetas conjugadas
en pretérito…; las recreo en las formas que me cercan
con diluvios en los bordes de tu vientre
y entre cima y sima, libre la caída del destiempo.

Extingue el rencor de mis carencias
minando los prados de este pecho.
Renazca mi piel huérfana y herida,
mis velas rasgadas, por los navíos susurrados
en tus labios, abriendo paso a los nuevos hundimientos
y a cada náufrago que soy en tus mareas.

Hagámonos un blues
y anclen sinónimos de triste en lo inédito del cuerpo.

Semillas inherentes a tu nombre
germinen de los gritos que acallan los suicidas,
rezando en tus ojos los temores de los dioses.

Las razones del miedo no han prescrito, vida.
Hagámonos un blues
y sudemos al ritmo incierto de las sombras
amasando enlaces que muten en la arena
como notas de horas vencidas por el genio
que pulsa el último acorde del deseo.

Subamos el volumen,
hagámonos tormenta
quizás la Joplin cante, la sobredosis
de cada muerte a la víspera
de un amor entre los números guardados.

Morimos, ¿lo recuerdas?,
pero aquí estamos, navegando
el ácido del tiempo.

Descarnándonos.

Josefa A. Sánchez escribió:Trasnochar es un lujo si haciéndolo se encuentra una inmersa en la belleza de estos versos, tristes, como ese blues que traspasa todo el poema, pero también perturbadores y vibrantes como la misma música. Un placer venir y marcharme con un sabor agridulce y el cero en el bolsillo.
Un abrazo.
Pepa

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Gerardo Mont escribió:Hoy no hay nada que contar amor,
las lunas han caído anegándonos la suerte
y el agua de mi voz induce
cauces, viciados de mentiras y dialectos.
Acércate.

Las ventanas lagriman teorías a futuro
y en su vaho he escrito
tus palabras, cual poeta modelando sus decires
en siluetas conjugadas
en pretérito…; las recreo en las formas que me cercan
con diluvios en los bordes de tu vientre
y entre cima y sima, libre la caída del destiempo.

Extingue el rencor de mis carencias
minando los prados de este pecho.
Renazca mi piel huérfana y herida,
mis velas rasgadas, por los navíos susurrados
en tus labios, abriendo paso a los nuevos hundimientos
y a cada náufrago que soy en tus mareas.

Hagámonos un blues
y anclen sinónimos de triste en lo inédito del cuerpo.

Semillas inherentes a tu nombre
germinen de los gritos que acallan los suicidas,
rezando en tus ojos los temores de los dioses.

Las razones del miedo no han prescrito, vida.
Hagámonos un blues
y sudemos al ritmo incierto de las sombras
amasando enlaces que muten en la arena
como notas de horas vencidas por el genio
que pulsa el último acorde del deseo.

Subamos el volumen,
hagámonos tormenta
quizás la Joplin cante, la sobredosis
de cada muerte a la víspera
de un amor entre los números guardados.

Morimos, ¿lo recuerdas?,
pero aquí estamos, navegando
el ácido del tiempo.

Descarnándonos.

Qué magnífico poema, Gerardo. El lector asiste a la confesión y al refugio, a las imágenes tan hondas, al discurso encarnado, a los secretos melódicos y fieros.

Van un sinfín de aplausos!
Hallie

Guillermo Cuesta escribió:Experta descripción de los temores y las dudas, de los amores y los sufrimientos
Y todo envuelto en los deseos de un amor profundo y ciego que pone en el poema
esa lírica imagen que hace de cada palabra una figura intensa.

Mi aplauso, amigo y un abrazo

Guillermo

Antonia Salmerón escribió:Me encanta este poema, está muy bien escrito, Gerardo.

Gerardo Mont escribió:Hoy no hay nada que contar amor,
las lunas han caído anegándonos la suerte
y el agua de mi voz induce cauces,
viciados de mentiras y dialectos.
Acércate.

Las ventanas lagriman teorías a futuro
y en su vaho he escrito tus palabras,
cual poeta modelando sus decires
en siluetas conjugadas
en pretérito…; las recreo en las formas que me cercan
con diluvios en los bordes de tu vientre
y entre cima y sima, libre la caída del destiempo.

Extingue el rencor de mis carencias
minando los prados de este pecho.
Renazca mi piel huérfana y herida,
mis velas rasgadas, por los navíos susurrados
en tus labios, abriendo paso a los nuevos hundimientos
y a cada náufrago que soy en tus mareas.

Hagámonos un blues
y anclen sinónimos de triste en lo inédito del cuerpo.

Semillas inherentes a tu nombre
germinen de los gritos que acallan los suicidas,
rezando en tus ojos los temores de los dioses.

Las razones del miedo no han prescrito, vida.
Hagámonos un blues
y sudemos al ritmo incierto de las sombras
amasando enlaces que muten en la arena
como notas de horas vencidas por el genio
que pulsa el último acorde del deseo.

Subamos el volumen,
hagámonos tormenta
quizás la Joplin cante, la sobredosis
de cada muerte a la víspera de un amor
entre los números guardados.

Morimos, ¿lo recuerdas?,
pero aquí estamos, navegando

el ácido del tiempo. Descarnándonos.