Editorial Alaire

En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Cada vez que te leo Juan es un disparo de emoción.
Sabes hilar los versos con destellos. Es un poema que integra
en su paisaje, el complemento necesario para la existencia , hombre y mujer en un paisaje natural
como el Edén y eso se agradece...
Abrazos de hermano


lázaro

Aunque la imagen de la piedra es dura, tú la suavizas magistralmente en el poema
porque tienes un espejo que proyecta suavidad y dulce sentimeinto.

Un abrazo

Guillermo

Una muy interesante propuesta poética, rebosante de misterio, surreal y onírica, para releer e imaginar.

Un abrazo, querido amigo

Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Es un poema surreal, criptico, es otra vision de una naturaleza asexual como el musgo. Desde su titulo quede atrapada, es visual, y choca ver a ese mujer reclinada en una roca, su suaves carnes sobre la dureza de la piedra. Esos erizos enfermos causan la grima de lo que no se puede tocar....quiiza hay una ausencia de calor materno en la naturaleza hoy.

Un abrazo,

E. R. Aristy

Es un poema que atrapa desde una oscuridad onírica que tiene diferentes interpretaciones, pero un recreo placentero para los sentidos.
Abrazos
Pilar

Un poema lleno de misterio y de magia. Mi felicitación y un abrazo.

Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Podría ser una sirena; pero es, de todos modos, la belleza entera en unos versos tremendamente sugestivos, Juan, en un inicio redondo para un final perfecto. Con un abrazo.
Salud.

Un poema de gran belleza, Juan, en lo evocador y misterioso de esas imágenes que tan bien creas y en las que el lector se recrea.

Un abrazo

lazaro Habana escribió:

Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Cada vez que te leo Juan es un disparo de emoción.
Sabes hilar los versos con destellos. Es un poema que integra
en su paisaje, el complemento necesario para la existencia , hombre y mujer en un paisaje natural
como el Edén y eso se agradece...
Abrazos de hermano


lázaro

Como siempre, Lázaro, gracias por tu extraordinaria humanidad y tu infatigable generosidad.

Un gran abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:Aunque la imagen de la piedra es dura, tú la suavizas magistralmente en el poema
porque tienes un espejo que proyecta suavidad y dulce sentimeinto.

Un abrazo

Guillermo

Muchas gracias, Guillermo, eres muy amable. Es un comentario el tuyo que me resulta especialmente agradable de leer.

Un abrazo.

He disfrutado de este poema, las metáforas son bellas y sugerentes.
Con mis saludos.

J. J. M. Ferreiro escribió:Una muy interesante propuesta poética, rebosante de misterio, surreal y onírica, para releer e imaginar.

Un abrazo, querido amigo

Gracias de corazón por tu habitual generosidad para con mis poemas, Ferreiro.

Un abrazo.

Interesantes versos has escrito.Llega con sugerente estética literaria su mensaje. Los disfruté leyendo Juan.

saludos

rafael

E. R. Aristy escribió:

Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.

Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.

Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.

Es un poema surreal, criptico, es otra vision de una naturaleza asexual como el musgo. Desde su titulo quede atrapada, es visual, y choca ver a ese mujer reclinada en una roca, su suaves carnes sobre la dureza de la piedra. Esos erizos enfermos causan la grima de lo que no se puede tocar....quiiza hay una ausencia de calor materno en la naturaleza hoy.

Un abrazo,

E. R. Aristy

Muchas gracias por tu lectura y tu siempre generosa e interesante interpretación, Roxana. Siempre da gusto leer tus comentarios.

Un abrazo.