Editorial Alaire

Guillermo Cuesta escribió:De dentro te sale la reflexión poetica que alumbras en el título.
Presentas un poema íntimista y duro que modelas con tu pluma
desde tus manos anchas ante el vacío y la visión de una muerte familiar
cercana.

Me encantó leerte.

Un abrazo

Guillermo

Julio González Alonso escribió:Un poema hermoso, reflexivo y duro en tres secuencias que marcan el paso por el corazón de la parte dolorosa de la vida, la despedida, la ausencia, los recuerdos ya irrecuperables, más que la muerte misma. Con un abrazo.
Salud

Mario Martínez escribió:Hola Juan.
Interesantes reflexiones en unos poemas bien construidos, que dejan una sensación de madurez poética en su lectura. Me gustó, compañero, me gustó esta propuesta poética tuya. Un abrazo.
Mario.

Pilar Morte escribió:La ausencia marca los versos de este hermoso poema, que bien puede ser la de uno mismo como la de un ser querido, pero siempre reflexionando sobre el vacío. Aplaudo tu decir
Abrazos
Pilar

Ana Muela Sopeña escribió:Excepcional, Juan.

Un poema lleno de verdad y belleza, aunque exista dolor en él.

La muerte de alguien cercano nos confronta con la nuestra y surge la reflexión y el pánico. Pero después de estas experiencias se sale renovado. Dejamos lo superfluo y abrazamos lo esencial.

Un abrazo
Ana

Juan Fionello escribió: I

Yo alumbro la lluvia, yo
lucho por tersar los pétalos
de una flor ajada.

Viene a mí el tenebroso rugir de la fiesta,
el despertar lúgubre de la alegría distante.
Y los rostros de los muertos,
esos gestos faciales de paciencia infinita,
de ya nunca,
ya nunca.

No siempre, lo sé, pero así es la búsqueda,
la del verso roto y el sueño sediento.
Aguardar a un hombre que quizás me habite,
y quizás no encuentre.

II

Tengo los ojos, Dios, en ti clavados.
Son los ojos de un cadáver
ahora perplejo
ante el vulgar vacío que se abre a su muerte.

III

Treinta años me alejan de ti.
A mis palmas vueltas,
a los pliegues húmedos de mis manos anchas,
a estos dedos extendidos,
insertos en el aire,
no les cae más que un desfile de días,
un batir de Jornadas de sincera ausencia,
legadas por aquellos que engendraron un cuerpo
tan parecido a mí
y tan vacío.

lazaro Habana escribió:

Juan Fionello escribió: I

Yo alumbro la lluvia, yo
lucho por tersar los pétalos
de una flor ajada.

Viene a mí el tenebroso rugir de la fiesta,
el despertar lúgubre de la alegría distante.
Y los rostros de los muertos,
esos gestos faciales de paciencia infinita,
de ya nunca,
ya nunca.

No siempre, lo sé, pero así es la búsqueda,
la del verso roto y el sueño sediento.
Aguardar a un hombre que quizás me habite,
y quizás no encuentre.

II

Tengo los ojos, Dios, en ti clavados.
Son los ojos de un cadáver
ahora perplejo
ante el vulgar vacío que se abre a su muerte.

III

Treinta años me alejan de ti.
A mis palmas vueltas,
a los pliegues húmedos de mis manos anchas,
a estos dedos extendidos,
insertos en el aire,
no les cae más que un desfile de días,
un batir de Jornadas de sincera ausencia,
legadas por aquellos que engendraron un cuerpo
tan parecido a mí
y tan vacío.

Sentí desolación ! Como una visión interior donde no habita nada
Es la propia decepción , la que arrebata !
Tremendo y bueno tu poema Juan..te felicito en verdad


abrazos


lázaro