Editorial Alaire

Es solo un conocido, no es tu amigo,
es más que una farola,
es una tarde grande de luz ambivalente.
Sus ojos son los tuyos y no hay escapatoria.

No escruta demasiado, está tranquilo
-hay una neurociencia en todo esto-,
tan solo un brillo inmóvil
exento de altivez o vasallaje
compara su valía con la tuya.

Un antiguo poder de fibras instintivas.

No quiere vacilar cuando se muestra.
Levanta la barbilla, abulta la pechera,
la calle baja al mar y hace calor,
su frente rociada
pretende el adoquín que ahora es tu estancia.

Te cuenta de viajar, de hoteles caros,
de tantas maravillas que conoce
que nunca irás a ver:
el tráfico en El Cairo, aquellos cielos blancos...
En una breve sombra de pupila
su pena sale a flote
lo justo a vislumbrarla
-estás seleccionado para ello,
podrías obtener una ventaja.

Su rápida pericia la reprime.

Y adiós, hasta mañana,
se marcha con su pena tan pequeña
y quedas con la tuya
tan grande y tan pesada y tan visible.

Es un poema escrito con pretendida sencillez pero que sin embargo deja pensativo. No se sabe si el sujeto del encuentro en un prójimo a nosotros o tal vez, nosotros mismos.
Me hagustado el planteamiento de este buen poema.
Un abrazo.
J. Manuel

Pablo Ibáñez escribió:Es solo un conocido, no es tu amigo,
es más que una farola,
es una tarde grande de luz ambivalente.
Sus ojos son los tuyos y no hay escapatoria.

No escruta demasiado, está tranquilo
-hay una neurociencia en todo esto-,
tan solo un brillo inmóvil
exento de altivez o vasallaje
compara su valía con la tuya.

Un antiguo poder de fibras instintivas.

No quiere vacilar cuando se muestra.
Levanta la barbilla, abulta la pechera,
la calle baja al mar y hace calor,
su frente rociada
pretende el adoquín que ahora es tu estancia.

Te cuenta de viajar, de hoteles caros,
de tantas maravillas que conoce
que nunca irás a ver:
el tráfico en El Cairo, aquellos cielos blancos...
En una breve sombra de pupila
su pena sale a flote
lo justo a vislumbrarla
-estás seleccionado para ello,
podrías obtener una ventaja.

Su rápida pericia la reprime.

Y adiós, hasta mañana,
se marcha con su pena tan pequeña
y quedas con la tuya
tan grande y tan pesada y tan visible.

Pablo este poema me ha emocionado, quizàs porque cada quien puede verse en èl, seguramente por còmo lo dices. Un abrazo, Luna.-

Pablo, tus versos emocionan, ha sido un deleite de lectura.
Un abrazo
Gabriela

Un gusto pasarme por tan hermosos poema. Felicitaciones, Pablo.

Veo que pisas con la misma fuerza en verso libre que en rimado, que es lo que más conocía de tu obra. Un magnífico poema.

Un abrazo.

Esteban

Ha sido interesante leer estas impresiones de un encuentro. Buen poema. Saludos cordiales.

Veo que pisas con la misma fuerza en verso libre que en rimado, que es lo que más conocía de tu obra. Un magnífico poema.

Un abrazo.

Esteban



Esteban, llevaba más de dos años escribiendo solo sonetos. Depués de haber leído los de Borges me atacó la necesidad de imitarle y he escrito más de sesenta en este tiempo. He disfrutado muchísimo escribiéndolos pero el último ("Crónica de grietas") me costó un mundo terminarlo y escribí los tercetos para librarme de él, a desgana, por compromiso. No sé que me pasó, no quería saber nada más de ese soneto. Quizá por ello, la primera idea "Un encuentro fortuito" fue una combinación de versos polimétricos impares que descartaba el soneto, necesitaba cambiar, algo distinto. Me da pena porque era feliz escribiendo sonetos, de hecho me gustaría recuperar esa vena. No sé, a ver qué pasa.



Un abrazo para tí y para todos los amigos de Alaire.

Gracias Jose Manuel,

aunque con mucho tiempo de retraso, te agradezco tu visita y amable comentario. Estoy volviendo a leer estos extraños poemas.

Un abrazo

Un encuentro con cierto misterio. El mismo halo de misterio que deja la lectura de este buen poema. Un abrazo.

Buen dominio del tiempo y del temple para contar una historia "que es más que una farola", pues tiene vida dentro.


Me plugo paladear lo tuyo, hermano.

Abrazo cordial.

Empezaste arriba y arriba te mantienes, lo que es dificil sin duda. Un lujo, siempre. Mis aplausos y gran abrazo amigo.

Pablo Ibáñez escribió:Es solo un conocido, no es tu amigo,
es más que una farola,
es una tarde grande de luz ambivalente.
Sus ojos son los tuyos y no hay escapatoria.

No escruta demasiado, está tranquilo
-hay una neurociencia en todo esto-,
tan solo un brillo inmóvil
exento de altivez o vasallaje
compara su valía con la tuya.

Un antiguo poder de fibras instintivas.

No quiere vacilar cuando se muestra.
Levanta la barbilla, abulta la pechera,
la calle baja al mar y hace calor,
su frente rociada
pretende el adoquín que ahora es tu estancia.

Te cuenta de viajar, de hoteles caros,
de tantas maravillas que conoce
que nunca irás a ver:
el tráfico en El Cairo, aquellos cielos blancos...
En una breve sombra de pupila
su pena sale a flote
lo justo a vislumbrarla
-estás seleccionado para ello,
podrías obtener una ventaja.

Su rápida pericia la reprime.

Y adiós, hasta mañana,
se marcha con su pena tan pequeña
y quedas con la tuya
tan grande y tan pesada y tan visible.

Un poema espléndido, Pablo. Lo he releído y cada vez me ha gustado más. Se nota que has pasado por las "orcas caudinas" o prueba de fuego de los rigores del ritmo del verso, por tu despliegue de eufonía versal a lo largo de la composición. Mi aplauso.

Un abrazo.
Felipe.

Me había perdido este poema magnífico. Tardaré en perdonármelo.

Aplausos miles, Pablo.

Un abrazo también.

[quote="Pablo Ibáñez"]

Has captado ese instante con una intensidad propia de una auténtica reflexión. Esa intensidad hace que las cosas banales, cotidianas, alcancen la categoría de magia. Del encuentro pasas a la interiorización, a la autoconsciencia. Me encanta el enfoque trascendentalista que imprimes al poema. Un abrazo.