Juan Fionello escribió:Soy dueño de este mundo, me obedecen
un alfiler y un perro de aguas sucias;
me promulgo a mí mismo, soy la norma
que rige en los ámbitos del sueño.
Pobre me designo, e infeliz
rey me proclamo, porque un cetro
de otro rey yace en las yemas de mis dedos.
Mi alma vive triste en el exilio
de un embrión deiforme y soy
de su deidad blasfemia reencarnada.
Y en mi reino de sillas
tengo sed,
un humo oscuro
se expande tras la espalda de mis labios.
Buenísimo, Juan!
Original, profundo, crece en cada estrofa hasta ese final tan sugestivo ... el cierre perfecto.
Besos y mis aplausos.