Editorial Alaire

Las sombras de la tarde inevitables
ya refrescan el cráter de tu alma;
llega el tiempo de arar tu tierra en calma:
los campos de mielina inabarcables.

Incendios de verano o un mochuelo
ganando la alborada de una loma,
el sol bruñendo en sepia la carcoma
del mueble biblioteca de tu abuelo.

Antiguas conexiones de dendritas
lustradas con luz nueva, infinitas,
se activan libremente, extraña mente...

No caves tu azadón en lo profundo
fiado al espejismo de otro mundo;
mejor rifarle al viento tu simiente.

Me gustó especialmente la primera estrofa. Un placer leerte
Abrazos
Pilar

Qué buen poema, Pablo!!La mielina, tan necesaria para regar nuestros campos de vida con esa lírica bondad de los músculos en su aferencia y ese rondar en el axón de las partículas que nos determinan. Hace un tiempo escribí un poemita usando el concepto de mielina, es una palabra extremadamente dulce e Imprescindible!

Enhorabuena y aplausos,

Hallie(encantada de volver a leerte)