A jerónimo Muñoz
Caminando con las huellas
de los hombres que abandonas.
Soslayando tenuemente
la sombra gris o el rojizo aliento.
Con la misma parodia de mis manos
que alguna vez alguien las estrecha
o alguna primavera las invade.
Por todos los umbráculos
que nos cobijan
para luego abandonarnos...
...Quiero cantar frontalmente
con fuerza
—nacida de la ira—
las tristes cosas
que siempre se remontan.
¡Mírame!
Tengo los años de un recién nacido.
Cae la tarde, compañero.
En silencio intenta desperezarse
del insomnio febril que la adormece.
Ya casi no sopla el viento.
Las flores vaporosas esperan.
La siesta se alarga.
Con los ojos cerrados,
quieta, reposada, inerte, musical,
cae la oscura tarde.
Mejor, deja que hable el silencio.
Sí.
Él sabe mejor que nadie
el significado de mis preguntas,
él sabe mejor que nadie
por qué esta noche
quiero descansar de mi sueño.
Es mejor dejar que hable el silencio.
¿Sabes?
A veces las palabras hacen daño,
mucho daño.
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